29 may 2016

Reseña : La isla de Bowen – César Mallorquí




Como bien lo dice el autor en el autor en las notas al final de esta novela, Julio Verne es uno de los autores más citados cuando se trata de autores de aventuras favoritos. Y es que, sin lugar a dudas, Verne -padre de la ciencia ficción- ha dejado el listón demasiado alto en este género.

Reseña : Reiniciados - Amy Tintera




Más de lo mismo… así es. 

Aunque los fans de esta novela (que según pude ver en Goodreads tiene bastantes) me odien por esta publicación, la verdad es que me es imposible escribir de forma positiva sobre un libro simple, cursi y que no hace sino ofrecer más de lo mismo; lo que en su mayoría ya ofrecen un montón de distopias juveniles. 

3 may 2016

La resurrección de Jon Snow


Esta entrada fue escrita después del capitulo en el que Jon Snow regresa de la muerte. Si vas al día con la serie, encontrarás aquí información errónea o desactualizada. 


—¡Nada de espadas! —gritó—. Wick, guarda ese…



   …«cuchillo», quiso decir. Cuando Wick Whittlestick le lanzó un tajo a la garganta, la palabra se convirtió en un gruñido. Jon consiguió esquivar el puñal lo bastante para que apenas le hiciera un arañazo.



   «Me ha herido.» Cuando se llevó la mano al cuello, la sangre le corrió entre los dedos.



   —¿Porqué?



   —Por la Guardia. —Wick volvió a atacar, pero Jon lo atrapó por la muñeca y le dobló el brazo hasta que soltó el puñal. El desgarbado mayordomo dio unos pasos atrás, con las manos en alto, como diciendo «Yo no he sido, yo no he sido». Los hombres gritaban. Jon echó mano de Garra, pero tenía los dedos entumecidos y torpes. Por algún motivo, no era capaz de desenvainar.



   De pronto apareció Bowen Marsh frente a él, con las mejillas llenas de lágrimas.



   —Por la Guardia. —Apuñaló a Jon en el vientre. Cuando retiró la mano, dejó el arma clavada.



   Jon cayó de rodillas. A tientas, agarró el puñal y se lo arrancó. La herida despedía humo blanco en el frío aire nocturno,.



   —Fantasma —susurró. El dolor lo invadió.



   «Hay que clavarla por el extremo puntiagudo.»



   Cuando el tercer puñal se le hundió entre los omóplatos, dejó escapar un gruñido y cayó de bruces en la nieve. No llegó a sentir el cuarto. Solo el frío…


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