12 mar 2016

La importancia de un buen final


El paciente” y “La leyenda del ladrón” son las únicas dos novelas que he leído hasta la fecha del autor español Juan Gomez-Jurado. Debo reconocer que su estilo de escritura atrapante, vertiginoso y bien logrado te engancha apenas empezar una de estas dos novelas; y aunque sus desarrollos son distintos, ambas terminan de forma decepcionante: con el típico final “cliché” de película comercial.

No estoy tratando de evitarte estas dos lecturas, ya que sus historias (especialmente “El paciente”) son muy buenas y entretenidas. Pero si en este punto no sabes nada de que van estas novelas, permíteme contarte: El paciente nos narra la historia de un neurocirujano a quien le encargan realizar una de las cirugías más transcendentales del país. Sin embargo, debido a la importancia de su paciente, una organización criminal logra secuestrar a su pequeña hija para que “su paciente” muera durante la intervención quirúrgica. De ahí en adelante se desarrollará un vertiginoso juego contra reloj por lograr salvar a su hija sin necesidad de matar a su paciente.  Por otra lado, “La leyenda del ladrón” nos cuenta la historia de un joven sin familia, quien ayudado por el gran Miguel de Cervantes Saavedra se salva de morir enfermo y de hambre. Crecerá en un orfanato y luego terminará construyendo una buena amistad que lo llevará a sumergirse en el mundo de los ladrones mientras se convierte en una especie de Robín Hood, que no solo luchará por los más desfavorecidos, sino por amor y por venganza.  

Pero volviendo al tema que atañe a esta entrada, “el final”; reitero que en ambas novelas es justo lo que te esperabas.

Sin embargo, ¿qué tan relevante es? Según la gran mayoría de lectores con los que he podido conversar y adicional a los muchos comentarios en la red; si un libro tiene un buen final, muchos de sus errores durante el desarrollo de su historia le pueden ser perdonados. Un ejemplo de esto es: “Se lo que estás pensando” de John Verdon, “Spin” de Robert Charles Wilson, “Un final feliz” de Matthew Quick, “El vendedor más grande del mundo” de Og Mandino o “Inferno” de Dan Brown.  (Los cinco sin duda, de mis finales favoritos).

Aquí les dejo un enlace al top de los 5 finales que más me han gustado hasta la fecha, en donde podrás leer una breve reseña de cada una de estas obras: 

http://eltuhilector.blogspot.com.co/2016/03/top-5-mejores-finales.html#more

Ahora, que el final no sea predecible es una cosa, pero tampoco se debe olvidar lo cerrado, impactante y sensato que debe ser un buen final. Por ejemplo –y esto es algo que reconozco he hecho muchas veces–, es imaginar a Suzanne Collins sentada frente de su computador tratando de pensar en un final satisfactorio y no predecible para su famosa trilogía “Los juegos del hambre”, la veo dándose de cabezazos sobre el teclado para que salga lo que salga sea original. Y sí que lo consigue, pero… ¿a alguien le ha parecido lógico y satisfactorio ese final?

¿Y qué pasa luego cuando el autor no se quiere liar con un final muy complejo? Pues tenemos el caso de la señora Rainbow Rowell. “Eleanor y Park” me pareció una novela increíble y enternecedora… pero ese final tan abierto que te deja como “O.o”. Más de uno ha revisado si a su edición le faltaban páginas –yo lo hice–.




Un buen final hará que recuerdes por mucho tiempo un libro, y que sin duda quieras releerlo una y otra vez. 

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